“No sólo los seres humanos
tienen conciencia; ésta le pertenece en diferentes grados a todos los
animales que cuentan con sistema nervioso, y de manera particular
también las propias células la poseen”
Rodolfo Llinás; jefe del Departamento de Fisiología y neurociencias de la Facultad de Medicina de la Facultad de Nueva York.
“Cualquier ser sintiente, por
definición, tiene conocimiento de sí mismo, porque que sea sintiente
significa que es de tal clase que reconoce que es ese ser, y no algún
otro, el que experimenta el sufrimiento que tiene interés en no
experimentar. Cualquier ser que sea consciente del dolor tiene que tener
algún conocimiento de sí.”
Gary Francione; profesor y especialista en ética animal.
“Este es otro argumento, decir que somos diferentes de los [demás] animales porque no tienen conciencia propia. (…) Sí tienen conciencia , tienen un esquema de su propio ser. Saben que son distintos de los otros.”
Jordi Sabater Pi; etólogo
Aunque por muy obvias que a muchos nos puedan parecer ciertas cosas, entiendo que eso no implica que no sea igualmente legítimo someterlas al análisis racional para intentar comprobar su veracidad. No sería de extrañar que a alguien que, por algún motivo, no tuviera unos conocimientos básicos sobre astronomía podría resultarle muy obvio que es el sol el que se mueve alrededor de la tierra, cuando en realidad es justo al contrario.
La ciencia trata sobre lo que son o cómo son las cosas, los hechos de la realidad natural, mientras que la ética trata acerca de cómo debemos comportarnos correctamente (de acuerdo con la lógica). Pero si bien son ámbitos diferentes, no deberíamos tratarlos de manera radicalmente distinta. Es decir, la ética debe basarse también en los hechos. Hechos empíricos y hechos lógicos. Y a partir de ahí deducir las razones morales que deben guiar nuestro comportamiento. Hay por tanto una clara diferencia de sentido, pero no la hay en lo que se refiere al método: el método racional, la racionalidad.
Si aplicamos la razón en la ética podremos ver que si la ética se refiere a la consideración y protección de los intereses, esto implica que debemos incluir en la comunidad moral a todos los seres que sabemos -de acuerdo a las evidencias- que tienen intereses (ya que tienen la capacidad de sentir). Y aplicando el principio de igualdad debemos concluir que no podemos discriminar de esta igual consideración de intereses a algunos individuos sólo porque que posean ciertas características concretas (raza, sexo, especie, orientación sexual) que en nada afectan a la capacidad de sentir y tener intereses.
Esto no lo considero un punto de vista; lo considero un hecho. Un hecho moral. Además, el punto de vista en sí no es lo relevante en una discusión racional. Lo relevante son las evidencias, argumentos y pruebas que aportemos para explicar y fundamentar una postura. Ciertamente, las evidencias por sí solas no construyen la ética, pero nuestra ética debe estar basada en las evidencias, no en creencias y prejuicios.
No considero nunca estar defendiendo una determinada postura o creencia, sino que trato de exponer un hecho comprobado por las evidencias, tanto empíricas como lógicas. No se trata de creer esto o de creer lo otro, sino de reconocer evidencias. Se trata de llegar a conclusiones mediante razones. No de racionalizarcreencias con el fin de intentar justificarlas a posteriori.“Hay buenas razones para suponer que los [demás] animales poseen una conciencia parecida a la nuestra. (…) Según mi hipótesis, no sólo tienen conciencia los demás hombres, sino también los [demás] animales.”
Karl Popper; historiador y filósofo de la
ciencia
¿A qué nos referimos exactamente cuando hablamos de sentir? La sintiencia es un término que proviene del inglés sentience y que equivale a lo que tradicionalmente se ha llamado sensibilidad o facultad de sentir. Esto es, la capacidad de experimentar sensaciones, de tener experiencias subjetivas.
“La conciencia es una propiedad del cerebro. Y digo del cerebro. No añado humano. Es una propiedad del cerebro que los humanos consideramos propia de nuestra especie, pero probablemente hay otros animales que disponen de grados de conciencia tan evolucionados como el humano.”
Nolasc Acarín; profesor de neurología de la universidad Pompeu Fabra.
La afirmación del profesor Acarín es en realidad bastante conservadora. De hecho, cualquier ser con un sistema nervioso activo (ya sea central, radial o periférico) tiene la capacidad de sentir, y eso implica que tiene conciencia -conciencia de sí mismo y de los demás-. Sentir implica necesariamente autoconciencia. Es decir, la aparición de la subjetividad. Aquí reside la diferencia entre ser algo o ser alguien. Así lo explica detalladamente el profesor Gary Francione en su libro “Introducción a los Derechos Animales” (concretamente en el capítulo V). Un texto de lectura ineludible.
Y también en su blog habla a menudo sobre la importante cuestión de la sintiencia:
“La diferencia entre el animal y la planta implica la sintiencia. Eso es, los no humanos –o al menos aquéllos que explotamos rutinariamente−, son claramente conscientes de percepciones sensitivas. Lo seres sintientes tienen mentes; ellos tienen preferencias, deseos o necesidades.“
El término “mente” es simplemente la manera que tenemos de referirnos a procesos conscientes del cerebro, en el ámbito de la psicología y la filosofía. No creamos que existe una entidad llamada “mente” que tiene su residencia en el cerebro. (De la misma manera que muchos creen que existe algo llamado “alma” que tiene su residencia en el cuerpo). Porque ni la subjetividad ni la mente están situadas en ningún punto preciso, ya que no son objetos sino que son una actividad neuronal.
En realidad, las experiencias subjetivas no se producen en todo el cerebro sino sólo en ciertas neuronas que están capacitadas para procesar información en forma de impulsos eléctricos. De todos modos, sin el resto del sistema nervioso el cerebro no puede sentir absolutamente nada. Sentimos porque tenemos un sistema nervioso activo. El cerebro es sólo una parte del sistema nervioso. Decir que sentimos porque tenemos cerebro es tan incorrecto como decir que podemos ver porque tenemos pupilas.
Para sentir lo que se necesita es tener un sistema nervioso activo. El cerebro no sería un requisito estrictamente necesario para experimentar sensaciones, sino solamente el tener neuronas receptoras capaces de procesar información. Acerca de la existencia de neuronas que realizan la función específica de la consciencia subjetiva me baso en estudios neurocientíficos. Por ejemplo, los del profesor Geldstein, acerca de la percepción sensorial. O los de Antonio Damasio
Esto no quiere decir que cualquier neurona no pueda realizar en principio la actividad sensorial que produce la subjetividad, sino simplemente que en el caso de lo que llamamos cerebro es posible que haya neuronas que se han especializado en esta función concreta.
Las aportaciones de Damasio me parecen especialmente importantes al respecto. Según su teoría, la experiencia subjetiva se produce como resultado de la interacción entre diferentes neuronas. La consciencia no reside propiamente en ningún sitio concreto sino que se trata de una actividad. Además, según Damasio, el sistema nervioso en los organismo animales más simples ya hace las funciones básicas de nuestro cerebro. Esto quiere decir que el cerebro es simplemente una parte desarrollada y especializada de nuestro sistema nervioso.
Aunque hay que tener en cuenta que en general son trabajos científicos un tanto sesgados por el antropocentrismo y siempre se centran en el ser humano o en las semejanzas de otros animales con el ser humano (primates, mamíferos, aves). Aunque hay casos como el de Rodolfo Llinás(jefe del Departamento de Fisiología y neurociencias de la Facultad de Medicina de la Facultad de Nueva York) que no se dejan influir por estos prejuicios:“No sólo los seres humanos tienen conciencia; ésta le pertenece en diferentes grados a todos los animales que cuentan con sistema nervioso, y de manera particular también las propias células la poseen.”Por otra parte, una sensación es una experiencia subjetiva en sí misma, y no puede haber experiencia subjetiva alguna sin sensación. Del mismo modo, no hay sensación sin sujeto. Si un sistema nervioso tiene la función de producir sensaciones entonces cualquier ser con sistema nervioso es un sujeto, es decir, una persona. (En los apuntes de esta nota ya apunto a la idea de que el sistema nervioso en ciertos organismos animales ya cumple desde el principio la función sensorial que en organismos más complejos realiza una parte de nuestro cerebro.)
Es importante reconocer que la sintiencia como tal implica auto-consciencia (consciencia de uno mismo). Esto es por el simple hecho de que no se puede experimentar una sensación sin que haga referencia a un sujeto. Una sensación no se puede dar en el vacío. La sensación es la experiencia subjetiva, que precisamente es el fundamento de lo que entendemos por autoconsciencia.
Por otra parte, es un error muy frecuente equivaler la capacidad de sentir con la capacidad de sentir dolor y placer. Hay muchas sensaciones que no se pueden catalogar dentro de la categoría de placer o de dolor. La capacidad de sentir (que tienen todos los seres con sistema nervioso activo) es la capacidad que tiene un ser de experimentar sensaciones, de tener consciencia de sí mismo frente a lo que le rodea, y esto es lo que lo hace ser alguien -no algo-. Esto es lo relevante, no el placer y el dolor.
Sentir no equivale solamente a sentir dolor o sentir placer.
Hay muchas sensaciones que no se pueden catalogar como dolor y placer. Hay personas que debido a un trastorno físico o psicológico no pueden sentir dolor o sentir placer, a pesar de que siguen teniendo la capacidad de sentir. Por lo tanto, no es difícil ver que sentir no equivale a sentir dolor y placer. La sintiencia abarca muchos más aspectos.
Porque lo importante es la capacidad de sentir. Sufrir y disfrutar es sólo una parte de lo que implica sentir. Lo relevante del hecho de que un ser pueda sentir es que tiene intereses. Si un ser puede sentir es alguien (y no algo), es una persona. Esto es lo importante.
La sintiencia es el hecho moralmente relevante (no el dolor y el placer). Porque la sintiencia implica autoconciencia. Esto significa que un ser que siente es alguien, no es algo. Es un sujeto y por tanto una persona. Tiene intereses que merecen ser moralmente considerados y respetados por nosotros. Los demás animales son personas con derechos que debemos respetar.
En relación con esto, considero que, al igual que el placer, el dolorno es un fin en sí mismo sino sólo un medio para asegurar nuestra propia existencia. El dolor existe porque sirve para conservar la vida. Lo relevante es el hecho mismo de sentir, y no el tipo de sentir que tengamos. Lo relevante es que somos alguien, aparte de que sintamos dolor y placer.Nuestro interés primordial consiste en proteger nuestra vida, nuestro organismo, de las agresiones o desórdenes que pueda padecer. El dolor es una señal de alarma que nos indica un peligro para nuestra integridad.
Teniendo esto en cuenta deberíamos comprender que lo relevante para respetar a alguien es el interés que tiene en vivir; un interés que se deriva de la propia capacidad de sentir, y sin la cual no podría existir ni darse como tal.
La sintiencia en sí misma no es una cuestión de grado aunque la sintiencia pueda albergar grados.
La sintiencia es un hecho que ocurre cuando el sistema nervioso está activo. La sintiencia es una cualidad, no una cantidad. La sintiencia no es una cuestión de grado. Un bebé siente y un adulto siente. No es una cuestión de grado.
Hay quien defiende que la consideración moral depende del supuesto grado de sintiencia. Pero esto es un error. La consideración moral depende de la sintiencia, pero no del grado de complejidad de la sintiencia.
Según ese argumento, sería menos condenable el asesinato de un bebé que el de un adulto, debido a que el bebé tiene una complejidad sintiente menor que la de un adulto sano. Esto no es aceptable de ninguna manera. Independientemente de la complejidad con la que perciban sensitivamente el mundo, ambos tienen un interés fundamental en vivir y evitar que les hagan daño, que debemos respetar por igual.
No veo ninguna razón por la que debamos pensar que a partir de la complejidad sensitiva deberíamos establecer una jerarquía de valor entre diferentes seres sintientes.
Dentro del contexto ético, el concepto de jerarquía no es moralmente aceptable porque partimos del principio de igual consideración. Esto quiere decir que casos iguales deben ser tratados de manera igual. Las diferencias son aceptables pero no las jerarquías. No acepto ninguna jerarquía, y creo que deberíamos librarnos de todas ellas.
Afirmar que un animal merece menos respeto o consideración que otros sólo por el hecho de que su capacidad de sentir es supuestamente menos compleja que la de otros me resulta tan absurdo como afirmar que la vida de un manco merece menos consideración o respeto que la de quienes contamos con dos brazos debido a que nuestro aparato locomotor es más completo o complejo.
Un sistema nervioso central no es en sí lo moralmente relevante. Lo relevante es la sintiencia. El hecho de sentir. La experiencia subjetiva. El sistema nervioso central es simplemente un objeto, y los objetos no son moralmente relevantes.
Los objetos nunca pueden ser moralmente relevantes por sí mismos, independientemente de la función que cumplan. Sólo las personas lo son. Por tanto, el sistema nervioso central no es relevante. Lo que ocurre es que debemos respetarlo porque la persona de la cual forma parte ese órgano tiene un interés fundamental en que sea respetada su vida y su integridad física.
El cerebro es una parte más del sistema nervioso central, y no equivale a él. Por muy importante que sea el cerebro, ambos términos no son equivalentes.
Es conocido el hecho de que las lombrices descargan endorfinas cuando reciben un daño. Las endorfinas son hormonas que segrega el organismo con el objeto de atenuar la sensación de dolor. Las lombrices no tienen propiamente cerebro pero tienen sistema nervioso. Y es el sistema nervioso lo que ocasiona la capacidad de sentir, es decir, la subjetividad.
No importa que no pueda haber un sistema nervioso central sin el cerebro para comprender el hecho de que el cerebro sigue siendo una parte, y no la totalidad, del sistema nervioso central, el cual también consta de otras partes que no son cerebro.
La subjetividad tiene que ver con el hecho de sentir. La sensación se experimenta en la interacción de las células nerviosas -las neuronas-, no en el cerebro. El cerebro no es más que una determinada disposición compleja de células nerviosas.
Por ejemplo, los ganglios neuronales de las lombrices no es un cerebro (creo que si lo fuera lo llamarían así). Esos ganglios simplemente son un conjunto centrado de células nerviosas. No por ello me parece justificado suponer que su subjetividad es “reducida”. Su tamaño es pequeño comparado con el nuestro pero su subjetividad no tiene por qué ser menor que la nuestra. La subjetividad en sí no es una cuestión de grado.
Hay muchos animales con sistema nervioso que no tienen propiamente cerebro. Un caso conocido son las medusas. Y es que el hecho de sentir no requiere necesariamente del cerebro, sólo del sistema nervioso. Y es de la sintiencia -no de la inteligencia- de donde proviene la subjetividad
Esta cuestión no trata sobre contradicción sino sobre equivalencia. Tal vez es contradictorio hablar de un ojo que carece de pupila, pero igualmente la pupila no es equivalente al ojo. Ocurre lo mismo respecto del sistema nervioso central y el cerebro. La cuestión es que el cerebro es una parte del sistema nervioso central y no su totalidad. Pertenecen a categorías diferentes y por tanto no son equivalentes.
Ciertamente, una neurona por sí misma no tiene sensaciones. Pero un cerebro por sí solo, sin el resto de componentes del sistema nervioso, tampoco puede experimentar nada.
El concepto de jerarquía es contrario a las evidencias científicas y al valor moral de la igualdad. Los animales no somos superiores ni inferiores. Somos solamente diferentes.
Debemos cuestionar y deslegitimar el trasnochado concepto de escala (jerarquía) evolutiva. Por ejemplo, afirmar que un perro “siente más” que una hormiga, me parece simplemente una afirmación gratuita ¿En qué evidencias probadas al respecto se basaría dicha afirmación? Además, el hecho de valorar o categorizar a un individuo concreto por la especie a la que pertenece es especista de por sí. No tiene en cuenta las diferencias individuales.
Siguiendo el criterio “gradualista” (jerárquico) resultaría que el asesinato de un humano que tenga una vista excepcional sería más grave que el de otro humano similar pero que tuviera veinte dioptrías. Me parece absurdo ese planteamiento. El que uno vea mucho mejor que el otro no afecta a la capacidad de sentir en sí ni tampoco a sus intereses fundamentales (vivir, evitar el daño, en disfrutar de la vida,…).
No hay argumentos válidos que justifiquen la postura que defiende jerarquías morales entre los diferentes animales sintientes. Y no me parece correcto llamarla “gradualista” sino más bien jerarquista. Porque establece jerarquías arbitrarias. De hecho todas las jerarquías son arbitrarias. Deberíamos librarnos de ellas y diferenciarnos entre nosotros sólo por la función que cumplamos sin que eso influya en nuestro valor inherente como personas.El tamaño no influye ni condiciona necesariamente la complejidad del sistema sensorial. Ni tampoco afecta a los intereses fundamentales. Todo ser sintiente – por el hecho de ser sintiente – tiene un interés fundamental en conservar su vida, desarrollarla, disfrutarla y evitar todo aquello que le cause un daño.
El hecho de que haya diferencias sensitivas no implica en ningún caso que las vidas de unos valgan más o menos que las de otros. Porque el valor inherenteaparece con la capacidad de sentir en sí. La sintiencia no es cuestión de grado. Es una cualidad. Puede diferir tal vez en forma o complejidad, pero en sí misma no es ninguna cuestión de grado.
Todos los seres con capacidad de sentir sienten, y que en lo que se refiere al hecho de sentir sienten todos por igual. Por tanto, es injustificadamente discriminatorio establecer jerarquías morales entre especies. No trato de igualar lo que no es igual, sino de tratar de manera igual los casos que son iguales o muy similares.
La escritora Joan Dunayer ha hablado abudantemente acerca de las evidencias de la capacidad de sentir en los animales invertebrados.
Es importante no confundir capacidades sensitivas con capacidades cognitivas. Son dos ámbitos diferentes.
La capacidad cognitiva de un individuo no es un hecho moralmente relevante en lo que se refiere a la hora de ser incluido y valorado moralmente, puesto que esa capacidad no afecta a su capacidad sensitiva o sensorial. Ya que una cosa es la sintiencia y otra diferente es la inteligencia, aunque a menudo se confundan o mezclen.
La capacidad cognitiva sólo es relevante en lo que se refiere a determinar si alguien es moralmente responsable o no lo es. Nosotros tenemos un tipo de capacidad cognitiva que nos permite ser conscientes de que lo que hacemos afecta a los demás y que nos capacita para distinguir entre el bien y el mal.Una sensación no es un pensamiento. Una sensación es un hecho físico que no requiere de ser experimentada de manea consciente ni intelectualizada. La mente implica subjetividad, pero la mente no es un hecho físico, sino que a ciertos hechos físicos (pensamientos) los denominamos mente para hablar de ellos en su aspecto subjetivo según nosotros los percibimos.La capacidad de experimentar sensaciones o de tener intereses -que son las funciones inherentes de la sintiencia- no se ven alteradas por nuestro grado de inteligencia. Una persona con menor coeficiente intelectual no siente menos el dolor (o cualquier otra sensación) ni tiene menos interés en vivir que otra con un considerable mayor coeficiente intelectual. Luego las jerarquías cognitivas no son un criterio válido para establecer jerarquías morales. Que en ningún caso sería lícito establecer.
La capacidad de sentir es el fundamento de la personalidad
La subjetividad tiene que ver con el simple hecho de sentir. Afirmar que alguien siente sin que esa sensación haga referencia a un sujeto consciente resulta contradictorio. Una sensación, como por ejemplo el dolor, no puede darse en el vacío como si fuera una simple reacción, sino que tiene que ser experimentada por un sujeto.
La capacidad de sentir implica necesariamente que alguien (el sujeto) experimenta algo (la sensación). La sensación no se puede dar en el vacío (una sensación que no tiene quien la experimente es algo lógicamente absurdo). Por tanto, tiene que haber conciencia. Conciencia de algo (la sensación) y autoconciencia de alguien (el sujeto que siente).
En realidad, no hay ninguna persona que carezca de sintiencia. Porque para ser persona -para ser alguien (y no algo)- es requisito necesario la capacidad de sentir. La sensación es por definición una experiencia subjetiva y esto implica que haya un sujeto -alguien- que la experimenta. No se puede dar una sensación en el vacío, sin hacer referencia a un sujeto.
Cualquier ser que posea la capacidad de sentir tiene que tener también, al menos, una cierta conciencia básica de sí mismo. Sentir implica que es uno mismo -y no otro- el que experimenta un sensación. Las sensaciones no se producen en el vacío. Sentir significa que alguien (un sujeto) siente algo (una experiencia). Por lo tanto, todos los seres sintientes son también seres conscientes. Sintiencia y consciencia son dos aspectos relacionados de un mismo fenómeno.
“Si sabemos el tipo de cerebro necesario para los sentimientos y la conciencia, preguntémonos si este animal tiene este tipo de cerebro. Y si el animal tiene ese tipo de cerebro y se comporta como si fuera consciente, entonces probablemente tenga sentimientos. Además, me parece que esto es muy importante para tratar correctamente a los animales. Porque me parece que nuestra civilización humana ha adoptado una actitud desdeñosa hacia los [demás] animales, asumiendo que no tenían alma, que no tenían sentimientos.”
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