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La Tierra es alcanzada cada 20 o 30 años por asteroides de dimensiones reducidas, que pasan inadvertidos debido a que se desintegran antes de llegar a la Tierra, pero podrían ser mucho más sí Júpiter no existiera.
Un nueva investigación de la Universidad del País Vasco UPV/EHU explica que estos impactos en Júpiter son más frecuentes de lo que se pensaba y mucho más numerosos que los que recibe la Tierra.
Júpiter que es 317 veces mayor a la Tierra, atrae hacía sí varios asteroides a la semana y ejerce un escudo protector que cubre a nuestro planeta de estos impactos.
Ricardo Hueso, líder de la investigación, analizó el impacto de un asteroide en Júpiter el pasado 3 de junio.
Este cuerpo espacial medía 10 metros de diámetro e impactó a 70 kilómetros por segundo, convirtiéndose en una bola de fuego, así lo publica el diario español "El País.es".
En agosto, los telescopios japoneses detectaban otro choque más en Júpiter.
Hueso incide en que el hecho de que los destellos se puedan identificar con pequeños telescopios es un avance que permite calcular cuántos objetos de estas dimensiones circulan por el sistema solar, unos 50 millones de asteroides.
Sin embargo, la pregunta obligada ¿se puede desviar un objeto de este tamaño? En la actualidad existe un programa de la NASA que identifica los objetos, como los dos asteroides de la semana pasada que rozaron la Tierra.
El programa establece los riesgos de choque con la Tierra, aunque "todavía no hay tecnología suficiente para cambiar la órbita de estos cuerpos, pero nos falta poco", asegura el investigador español.
Aunque los cuerpos del tamaño del que chocó con Júpiter en junio no son dañinos, hay casos en los que un superbólido más grande sí tiene consecuencias.
En la región siberiana de Tunguska, en 1908, la onda expansiva de un superbólido arrasó la flora de la zona, de tamaño similar a Guipúzcoa.
El estudio concluye que la caída de objetos de unos pocos metros sobre Júpiter "es más frecuente de lo que se pensaba y muy superior a la que se produce en la Tierra".
Los científicos afirman que, Júpiter actúa como un 'paraguas protector', ya que, "con su enorme gravedad", atrae "fuertemente hacia sí" los objetos errantes del sistema solar que pasan por sus proximidades.
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