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El meteorito Apofis

¿COMO SE EVITARA LA CAIDA DEL ASTEROIDE APOFIS?






Durante el año 2004 por medio de una fotografía revelo que un asteroide se encuentra viajando en dirección a la Tierra. Si bien la posibilidad de que impacte es leve, los investigadores trabajan para poder evitarlo.
El 5 de septiembre del 2.008 el máximo responsable de la Agencia Espacial Rusa, llamado Anotoli Perminov realiza un llamado a la comunidad internacional para enfrentar en forma conjunta a la amenaza real de que una gran roca impacte contra nuestro planeta.

Si se llegaran a cumplir las peores predicciones un meteorito de entre 210 y 330 metros de diámetro, al que llamaron Apofis podría registrar un cataclismo el 13 de abril del año 2036.
Con esto se destruirían ciudades y se aceleraría el cambio climático, entre otras cosas más. Según los últimos cálculos estimativos solo existe 1 posibilidad entre 45.000 de que esto pase. Por este motivo se están efectuando planes para evitar la visita de Apofis o de otros asteroides y cometas que no queremos tener de visita.

Si la Agencia Espacial Europea le diera luz verde, las sondas Hidalgo y Sancho se encargarían de lanzar un proyectil al pedrusco para poder desviarlo de su trayectoria.
Al mismo tiempo hay nuevas ideas más descabelladas que las otras, algunas proponen bombardear con cargas nucleares, una última solución contemplada en el caso de los asteroides.
Otro proyecto implica impulsar el cuerpo con velas que se hinchan con el viento solar o mandar un robot para que taladre y disminuya su masa.

Mas de 130 de expertos internacionales se han reunido esta semana en Barcelona en el congreso 'Meteoroides 2007', que ha organizado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en CosmoCaixa (el Museo de la Ciencia de la Fundación 'La Caixa'). Uno de los temas más destacados del congreso ha sido el estudio que llevan a cabo grupos de expertos sobre la continua aproximación del asteroide Apofis a la Tierra.


El peligro viene del cielo

La palabra meteorito proviene del griego 'meteoron', que significa 'fenómeno del Cielo', y describe la intensa luz que se produce cuando un fragmento de materia extraterrestre, que puede ser una cometa o un asteroide, entra en la atmósfera de la Tierra y se desintegra. Esto ocurre generalmente a alturas entre 80 y 110 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Algunos de los meteoritos estudiados por los científicos vienen de la Luna y otros del planeta Marte. El estudio de los meteoritos revela datos apasionantes pero también preocupantes, pues gracias a la ciencia se sabe que algunas catástrofes del pasado pueden haber sido causadas por un 'fenómeno del Cielo', como la extinción de los dinosaurios del Cretáceo, hace 65 millones de años, provocada por un meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro.

La palabra meteorito proviene del griego 'meteoron', que significa 'fenómeno del Cielo', y describe la intensa luz que se produce cuando un fragmento de materia extraterrestre, que puede ser una cometa o un asteroide, entra en la atmósfera de la Tierra y se desintegra. Esto ocurre generalmente a alturas entre 80 y 110 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.
Algunos de los meteoritos estudiados por los científicos vienen de la Luna y otros del planeta Marte. El estudio de los meteoritos revela datos apasionantes pero también preocupantes, pues gracias a la ciencia se sabe que algunas catástrofes del pasado pueden haber sido causadas por un 'fenómeno del Cielo', como la extinción de los dinosaurios del Cretáceo, hace 65 millones de años, provocada por un meteorito de unos 10 kilómetros de diámetro.


¿Podría volver a ocurrir una catástrofe de tal magnitud hoy en día? Los científicos no lo descartan.

Mas de 130 de expertos internacionales se han reunido esta semana en Barcelona en el congreso 'Meteoroides 2007', que ha organizado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en CosmoCaixa (el Museo de la Ciencia de la Fundación 'La Caixa').
Investigadores españoles, norteamericanos, rusos, alemanes, polacos, japoneses, indios y de otras nacionalidades han debatido intensamente, y a veces con verdadera pasión, temas sobre el origen de los meteoritos, la evolución de sus órbitas en el Sistema Solar, los procesos luminosos y acústicos que producen al chocar contra la atmósfera de nuestro planeta, o las inquietantes bolas de fuego que provocan.

El asteroide Apofis

Uno de los temas más destacados del congreso ha sido el estudio que llevan a cabo grupos de expertos sobre la continua aproximación del asteroide Apofis a la Tierra.
Según diversas estimaciones, el máximo acercamiento a la Tierra está previsto que se produzca en el año 2029. Cada año llegan a la Tierra unas 40.000 toneladas de material del espacio.
En su inmensa mayoría llegan en forma de polvo muy fino, procedente del desgaste de las superficies de cometas y asteroides al entrar en la atmósfera.
Pero, según apuntan los científicos, una parte de estos 'fenómenos del Cielo' llega a la Tierra en forma de meteoritos de tamaño apreciable, y nadie está en disposición de afirmar que un desastre como el que acabó con los dinosaurios no pueda reproducirse.


Daños

Algunos de los meteoritos han causado daños a inmuebles, ganado e incluso a personas. Los grandes meteoritos, explican los científicos, "podrían chocar con la Tierra con una fracción de su velocidad cósmica, originando un cráter que dependería del tamaño del objeto".
La fuerza de tales colisiones tiene el potencial de causar una destrucción extensa, sobre todo en el caso de los meteoritos de hierro, que son las más resistentes y transitan intactos en la atmósfera terrestre.
Ejemplos de los cráteres causados por 'fenómenos del Cielo' metálicos no faltan: Barringer, Wabar, Wolfe Creek... Afortunadamente para la humanidad hay otros cuerpos pedregosos o helados que son relativamente grandes y que llegan a pesar millones de toneladas, pero son frenados en la atmósfera y suelen desintegrarse antes de llegar a la Tierra.


El caso de España

En el congreso también se han presentado los últimos casos de bólidos observados en la Península Ibérica, entre ellos el meteorito que se precipitó en Villalbeto de la Peña (Palencia) en 2004, el primero detectado en España en 57 años.
El investigador del CSIC y coordinador del congreso barcelonés, Josep Maria Trigo, que trabaja en el Instituto de Ciencias del Espacio (IEEC), pone de manifiesto que el estudio de estos bólidos del espacio "proporciona valiosa información" sobre el origen de los planetas y del Sistema Solar.
El congreso ha estudiado los resultados más recientes de la misión 'Stardust' de la NASA, en la que los científicos, a través de una sonda, se acercaron a 234 kilómetros de la superficie del cometa 81P/Wild 2 y consiguieron traer a la Tierra muestras sólidas de un objeto del sistema solar diferente de la Luna.

La existencia de meteoritos fue rechazada por los científicos durante mucho tiempo, y en el siglo XIX la Academia de Ciencias de Francia declaró que estos cuerpos de materia primitiva del Sistema Solar no existían y eran una mera "fantasía" de excéntricos.
"Las piedras no pueden caer del Cielo, porque en el Cielo no hay piedras", dijo el naturalista francés George Cuvier. Hoy en día sabemos que las piedras sí que pueden caer del Cielo y alguna podría acabar un día con el planeta Tierra.


Canarias 7. Sociedad. El peligro viene del cielo

Amenazas inminentes

Es bastante pequeño, las últimas observaciones indican que mide unos 270 metros, pero el asteroide Apofis podría causar una catástrofe de grandes proporciones y ha conseguido galvanizar los esfuerzos de científicos e ingenieros de muchos países para defender la Tierra de las amenazas que vienen del espacio. Oyéndolos en el Congreso de Defensa Planetaria que ha reunido a 180 de ellos en Granada, puede parecer que se preparan para una guerra: hablan de amenazas, de que hay muchos enemigos ahí fuera y de la necesidad de que los humanos tomen conciencia del riesgo continuo a que están sometidos.
pero básicamente dejan constancia del nacimiento y rápido desarrollo de una nueva área de investigación, especialmente adecuada para la cooperación internacional, que busca su lugar entre las ciencias espaciales. El astronauta español Pedro Duque lo dice claramente:
“Es una nueva era, el riesgo es real y ahora es medible y tenemos la tecnología para detectarlo e intentar evitar sus consecuencias”.
El Apofis, descubierto en 2004, se acercará mucho a la Tierra dentro de 20 años, el 13 de abril de 2029, pero por ahora el riesgo de impacto en esa aproximación es nulo. Sin embargo, como pasará a la altura de la órbita geoestacionaria (36.000 kilómetros, menos de la décima parte de la distancia a la Luna) se teme que la perturbación gravitacional le sitúe entonces en rumbo de colisión con el planeta el 13 de abril de 2036. La probabilidad de colisión está en uno entre 45.000 y hay demasiados factores mal conocidos como para afirmar nada, pero aunque pase de largo en 2036, como seguramente lo hará, el Apofis ya es el asteroide más seguido y estudiado de la historia, el catalizador de esfuerzos internacionales sin precedentes para enfrentar las amenazas espaciales.

Por encargo del Congreso de EE UU, la NASA ha intentado detectar los asteroides potencialmente peligrosos (que se acercan a la Tierra) de más de un kilómetro de diámetro y, tras 10 años, da la labor prácticamente por terminada. Ahora, los expertos señalan que llega la hora de detectar los mayores de 140 metros que, como el Apofis (el único de los más de 1.000 asteroides potencialmente peligrosos detectados que presenta un riesgo apreciable de impacto), pueden hacer también mucho daño. Sin embargo, Don Yeomans, encargado del tema en la NASA, explica que hay poco dinero para hacerlo y que es necesaria la cooperación internacional. De la misma opinión son el astrofísico Rafael Rodrigo, presidente del CSIC, y Jean-Michel Contant, de la Academia Internacional de Astronáutica, también presentes en el congreso.
El Apofis está ahora demasiado cerca del Sol para ser observado. Según Jon Giorgini, del Jet Propulsion Laboratory, las observaciones ópticas podrán reanudarse a finales de 2010 y las de radar en 2013, pero es muy posible que no se pueda saber la probabilidad de impacto para 2036 hasta que llegue en 2029, cuando será visible desde la Tierra sin instrumentos. Para entonces se conocerá su masa, su velocidad de rotación, su forma y sus características térmicas y luego se podrá evaluar la influencia en su trayectoria de su paso por la Tierra. Queda mucho tiempo, y cambios físicos muy pequeños pueden producir cambios muy grandes en el rumbo, recuerda Giorgini.

Prever acercamientos peligrosos como el de Apofis es sólo el primer paso. Los expertos señalan la necesidad de tener preparadas misiones espaciales para intentar desviar los asteroides. Están divididos sobre la conveniencia de utilizar la energía nuclear, pero es una opción.
“Hay tres tipos de misiones posibles, siempre para empujar el asteroide y desviarlo, no para romperlo, que sería todavía peor”, explica Duque. Son una explosión nuclear cercana, un vehículo que le empuje (tractor gravitatorio) y un impacto directo. De este último tipo es el Proyecto Don Quijote, de la ESA, aún sin financiación.
En Deimos, la empresa española que concibió el Don Quijote, están adaptándolo para mandar un orbitador a Apofis, una sonda que se acercara y se pusiera en órbita alrededor de él, para poder conocer bien su trayectoria y otras características. “Podría salir en 2015 y llegar en 2017″, explica el responsable, Juan Luis Cano. Si la ESA aprobara la misión, sería de demostración tecnológica más que científica, y tendría que tener un coste bajo. Por ahora no fluye el dinero que los expertos espaciales consideran que sería necesario, pero esperan que, a medida que se acerque la aproximación del Apofis, aumente la conciencia social y política y se puedan hacer incluso misiones de demostración a otros asteroides no peligrosos. Lo malo es que sea demasiado tarde. También para eso se preparan los científicos. Calculan las consecuencias de los impactos de asteroides de distintos tamaños, y concluyen que incluso uno pequeño (entre 30 y 50 metros de diámetro, como el de Tunguska) podría destruir una ciudad, pero que si alguno de mayor tamaño cae en el océano, el tsunami resultante tendría consecuencias mucho peores.

Artículo de Malen Ruíz de Elvira, pueblicado en:http://www.elpais.com/

1 comentarios:

Anónimo dijo...

guuuuuuau esta super buena esta pagina
esta nos aportademaciados
conosimientos
esta repadre aat:alguien especial.

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